viernes, 1 de abril de 2016

BENDITA “EXCOMUNIÓN”

Escribe: Carlos Duarte Costa, Obispo de Rio de Janeiro




 

 Carlos Duarte Costa, Obispo de Rio de Janeiro

Delante del Santísimo Sacramento expuesto a la adoración de los fieles, conmemoré, el día 11 de Julio, el tercer aniversario de mi “EXCOMUNIÓN” y la consecuente fundación de la Iglesia Brasilera, el 6 de Julio de 1945, con un “TE DEUM” en acción de gracias, por los beneficios que trajo a mí, a Brasil y a la humanidad, esa BENDITA “EXCOMUNIÓN”.
Y es que entre mi conciencia de Obispo Católico y los dictámenes del papado se había cavado un abismo insuperable; y la verdad del cristianismo no podía estar de los dos lados, pues estos se volvieron opuestos: o el papado está con la verdad evangélica y yo con el error; o entonces yo estoy con los Evangelios, y el papado se apartó de ellos; y lo hizo, desde el momento en que formó la conspiración internacional anarquista llamada la “Internacional Negra”, que embriagó a la Iglesia Romana con la ambición de ejecutar de plano el dominio universal en la economía y en la política, rotulándolas de moral y piedad.
Sé que el hábito no hace al monje, y que esta sotana que aún conservo, en beneficio del movimiento religioso que inició con mi “EXCOMUNIÓN”, representa la túnica de Cristo, que si estuviese hoy, entre los mortales, no la vestiría más, porque ella fue tergiversada con una mística, que sirve para engañar y explotar a los pueblos, al mismo tiempo que esconde mucho vicio y mucha podredumbre.
Sé que la sotana es en algunos casos un signo generador de irreligiosidad y de disidencia cristiana, de esa Iglesia Romana que persigue y no perdona a pesar de ser la más culpable de la evasión de la creencia y de la excomunión cristiana, porque ella, enriqueciéndose, empobrece los pueblos; y con su pompa espanta a los pobres.
Las supersticiones que ella inocula en los ignorantes para realizar sus aspiraciones, están siendo felizmente combatidas por la ciencia que, cada vez más se congracia con la fe.
La historia de las naciones es la prueba de lo que afirmo.
Progresan, intelectual y económicamente, los países cuyos pueblos se alejan del papado, evitando así, la intromisión de sus agentes en la vida política; y los que con ellos continúan comulgando, están ahí para atestiguar lo que digo.
Los que progresan, continuarán con Cristo y sin el “papa" y de los que, continúan con el “papa”: pues… por mí, hablan las cosas que suceden en las naciones cuyos gobiernos por falta de patriotismo saludable comulgan o fingen comulgar con los dogmas, que autentican su ignorancia medieval.
Aquél que dio a Pedro la fuerza de hacerse apóstol entre los judíos, y a Pablo de  hacerse apóstol entre los gentiles, me dio a mí, también, fuerza para convocar a todos los hombres que aman a Brasil, sin preocuparme de la secta a la que pertenecen, y con ellos organizar la cruzada de retorno a la pureza del cristianismo. A un cristianismo, que no intervenga en los negocios del estado, sin la pompa de la Iglesia de Roma; sin la industria del pecado y del miedo; sin el celibato del clero, sin el odio a los hermanos de otras sectas; sin hermandades llenas de dinero y vacías de fe en Dios y en la Patria; sin el peligro inconmensurable del clero extranjero y de los beatos supersticiosos; sin organizaciones políticas como la LEC (liga electoral católica), disfrazadas en alianzas, o acción católica, la CUARTA INTERNACIONAL, que, en lugar de ser perseguida, por anárquica como es, tiene todas las puertas del palacio de catete, de los ministerios, de las dependencias públicas, de los cuarteles: abiertas, para traicionar a la patria, Como lo hicieron, el Nuncio Apostólico, los Cardenales, Obispos, Presbíteros, religiosos y religiosas, en la última guerra; sin un código de derecho propio, sin tribunales especiales, sin representaciones diplomáticas, sin clero con prerrogativas especiales; sin planos de ámbito universal; sin misas de varias categorías, sin tablas de precios para los actos religiosos; sin tarifas de pecados; sin sermones desmentidos horas después; en fin, al Cristianismo sin hipocresías; al Cristianismo que  equipara a todos los hombres a los ojos de Dios.
Soy Brasilero y obispo católico y, por tanto soldado de Cristo. Por Cristo y por Brasil, dispuesto a hacer todo, a sacrificar todo, inclusive mi honra y mi vida.
De ahí que mis actitudes siempre van en línea recta, siempre cristianas, claras y patrióticas, tanto, que obligaron al “papa” a excomulgarme, expulsándome de la Iglesia Romana; aguardo, sin embargo, con serenidad el juicio de los hombres dignos de mi patria. Cristianos o no,  que me sabrán exculpar por haber guardado silencio durante tanto tiempo frente a los errores de la Iglesia Romana.
La experiencia de estos tres años, me lleva a repetir lo que ya dijera: Deseo no sean recriminados, definitivamente, los que por el silencio parecen endosar tales errores, porque los monjes son inoculadores del fanatismo, perturbadores de la moral cristiana; ya que la historia del derramamiento de un nuevo paganismo, tan lleno de supersticiones e impiedad, como lo mitológico, de un paganismo nuevo formado a costa de la tradición evangélica, imprudentemente falsificada por los “romanos”, se debe a la influencia papal.
Si el Jesuitismo es una conspiración permanente contra la paz fundada en la libertad y en las instituciones parlamentarias, es solo porque la iglesia del “papa” infalible, odia las constituciones modernas, como incompatibles con el dominio temporal del clero, que reina solo en la ignorancia y en el atraso de las masas; es solo porque la libertad que ella quiere es la libertad absoluta, esa en la que son eliminados a la fuerza los cultos disidentes, y reducido el poder secular a subalterno suyo, como lo dice muy bien Ruy Barbosa y como los brasileros testimonian lo que pasa en nuestra patria, en la hora presente, en que el Cardenal Arzobispo de Rio de Janeiro reparte puestos como los fascistas, acoge del extranjero a criminales de guerra, y hace repatriar a aquellos que ofenden el orgullo de nuestra nacionalidad. Ofuscando la gloria del precursor  de la LIBERTAD  NACIONAL   , a nuestro grande TIRADENTES.
Como los demás pueblos envueltos en la última guerra, el Brasil exige JUSTICIA contra aquellos que traicionaron la patria. Y esto para que pueda comenzar el trabajo de REFORMA DE LA JUSTICIA SOCIAL.
Si el Cristianismo atraviesa una crisis que sacude, profundamente sus cimientos, se debe a la hipocresía y a la mentira papalina.
Ese cristianismo, sin embargo, es un cristianismo superficial, que no puede existir más. Es un cristianismo que conserva sus ritos, la majestad de los templos, las obras de arte, la pompa, el dominio temporal, las representaciones diplomáticas, haciendo revivir los días dorados del paganismo.
Y el cristianismo de esos convenios sociales, de esas formas políticas y gubernamentales que ya perdieron todo significado. Y el Cristianismo adulador de gobiernos, como estamos presenciando dentro de nuestra patria. Ese cristianismo no es el cristianismo de Cristo, el de Jesús que viene a salvar al HOMBRE, restituyéndole la LIBERTAD, el cristianismo que confunde el amor de Dios con el amor del  hombre.
El hombre está cansado de ese cristianismo, conjunto de mentiras, de convenios, de formas exteriores, de símbolos, de hipocresías, que substituyen las realidades de la vida. Ansía nuevamente poseer la verdad y la justicia. Quiere saber lo que es útil y esencial en la vida. Que gran crimen el de cristianismo romano, el tener postergado a Cristo. Bendita EXCOMUNION que permite diga estas cosas a los brasileros y a la humanidad.

Tomado de:
Bendita “EXCOMUNIÓN” 
Rio de Janeiro, 11 de Julio de 1948.
Tomado de revista Luta No. 6.

Traducido del Portugués al Español por el Seminarista Mario Salazar.




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